viernes, 11 de noviembre de 2011

"Números"

Hoy los números ejercieron, como lo han hecho por siglos, su poder sobre mucha gente aprovechando la necesidad de certidumbre de los seres humanos. En un intento de “echar un vistazo” anticipado a lo que el tiempo trae para ellos, la numerología, junto con la astrología y muchas “gías” que no tiene más fundamento que algunas coincidencias e interpretaciones de los que se enarbolan como “sabedores del futuro, dan esperanzas fáciles de lo bueno que quisieran escuchar y vivir.
Eso me entristece pues, hay en esos recursos, falsedades que casi nadie quiere descubrir y lo digo con conocimiento de causa, pues yo fui una de ellas: de las que consultaban creyendo y de las que invirtió mucho dinero y tiempo para convertirse en una consultora. Sí, ¡yo viví inmersa en todas las “gías” posibles!
Pero, también me da gusto, ver la conmoción que tres onces han generado en el mundo porque me confirma que, esa necesidad de paz y bienestar, sigue latiendo en casi todos los corazones.
Entonces, ¿de dónde viene una paz duradera? Primero, de la fe en Dios y, segundo, en el amor al prójimo. 
Soñando, influenciada por todos los mensajes de las redes sociales y los documentos adjuntos que recibí de varios amigos, comencé a armar escenas de crisis y rencillas a todos los niveles. ¿Mis resultados? Al meter el amor al prójimo en la ecuación, eran contundentes.
Yendo del macro al micro, pensé: ¿Qué pasaría si los gobernantes aplicaran ese mandamiento? ¿Acaso no lo harían buscando el bien y dejarían a un lado sus móviles egoístas de enriquecimiento y poder? Y, ¿los matrimonios?, incluso los que están en proceso de divorcio, estoy segura que, sin irme al extremo de la reconciliación, la despedida sería intentando evitar el daño al otro, protegiendo en amor a los hijos y renunciando, por ese amor, a la ventaja personal.
Los amigos distanciados volverían a intentarlo o, de menos, podrían perdonar y seguir conmemorando con agrado la relación pasada. Los hijos resentidos por abandonos, abusos o maltratos, ¿acaso no vivirían con una paz tan necesitada si otorgaran la gracia que nace del amor, al infractor?
Y, volviendo al macro, los países ricos, amando a los pobres, ¿no buscarían ayudar en verdadero amor en acción?
Mes once, día once, del año 2011. . . día en que todos esperan algún cambio, desde dinero hasta paz. Mismo día en que yo quisiera recordarle al mundo que, las fantasías, eso son y que los verdaderos cambios nacen en el corazón y en la fe.

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