domingo, 13 de noviembre de 2011

"Mudanzas"

Olas dentro de mi conciencia levantan aguas y llegan hasta mis ojos que, nublados en un principio, después usan esas gotas como suaves catalejos delineando y esclareciéndolo todo. ¿Cómo explicar lo que la claridad de conciencia revela a quien, en medio de la circunstancia, no alcanza a verse en la correcta perspectiva?
Pienso en esa roca de fe que muchos recibimos y que, de tanto desgastarla al ponerla en el lugar incorrecto, se ha ido convirtiendo en un puñado de arena que se pierde entre los dedos.
¿Acaso tiene sentido alertar a la mujer enamorada del error de mudar su fe al hombre que, tarde o temprano, la sentirá como un peso sobre su espalda? La misma impotencia me produce, aquel hombre, que confina su fe a su capacidad de vivir en optimismo. Uno que, de tanto tratar de soportar el peso de su esperanza, igual terminará de agotarse.
Y, ¿cómo sacudir del ser humano "capaz" esa falsa idea de que, poniendo la fe en sí mismo y en sus capacidades, logrará llegar al final de su vida con la frente en alto?
Pero, no sólo ellos sufrirán el descanto de ver su fe demolida. También los niños, que les siguen, caminarán los mismos pasos hacia los mismos fraudes pues, no hay ya en su entorno, quien les enseñe a poner la fe en su lugar.
La fe, ojalá muchos supieran, sólo tiene un recipiente que puede sostenerla con certeza y cultivarla para hacerla más grande y más fuerte. Sólo que, Aquel quien puede responder por tal depósito, está siendo echado por la borda en la vida del ser humano.
¡Es tan impopular sugerir a la gente que le entregue esa roca para que no sea defraudado! Y, la simple idea de defender a Quien no necesita defensa, me hace vivir en el absurdo.
A mis cincuenta y uno, me veo atrapada en un silencio que sofoca la Verdad que he encontrado y, sólo una pequeña esperanza surge cuando recuerdo que, habrá alguno que otro por ahí, que lo intente, aunque sea, con su fe del tamaño de una semilla de mostaza.

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