sábado, 21 de enero de 2012

"Una probadita"

Aunque, al mirar atrás, puedo ver mi caminar por las distintas etapas de mi vida, mi mente se defiende tratando de ignorar que, delante de mí, aún quedan varias por vivir.
Ahora mismo, el nido vacío, es a veces amortiguado por los juguetes y manitas de mis nietos pero, cuando escasean en presencia, el silencio me convence que, la casa es ahora sólo de mi esposo y mía.
Estos días, como sórdido presagio del indefectible porvenir, la ausencia de mi amado me hace pensar en una etapa aún más temida: la viudez.
Su ausencia, además de volver frías mis noches y tristes mis mañanas, es un puente que se rompe para muchos otros ambientes. Las convivencias con otras parejas y la inclusión en reuniones con familias completas, parecen inapropiados para alguien que, sin anuncio, se convierte en "uno", “la sin par”. Y sólo resultan naturales las invitaciones donde, un grupo de mujeres que momentáneamente dejan atrás al compañero, se juntan para hablar y, aun así, la conversación resulta incompleta porque, la viuda, sólo puede hablar de su historia, aquella que atesora con momentos compartidos con él, su complemento y eso, al fin. . . es pasado.
El corazón me tiembla de pensarlo y, aunque entiendo lo natural de la viudez, huyo y me rehúso a prepararme. Total, si ha de alcanzarme y espero sea en muchos, muchos años, ya me quedarán los tiempos que me sobren para intentar acostumbrarme.
¡Que dura es la soledad que el compañero deja!

No hay comentarios:

Publicar un comentario