domingo, 1 de enero de 2012

"Casi. . ."

El año 2011, casi está por terminar. En muchos momentos me ha parecido interminable y, en otros, me hace sentir que ha sido como arena entre los dedos.
Porque, este año, casi logra arrebatarme muchas cosas importantes.
Por semanas, mi hija, casi pierde las facultades físicas que le hubieran impedido jugar y abrazar a sus hijos, usar sus dones como médico y vivir una vida plena. Casi pierde la vida.
También, durante meses, mi mami luchó por conservarse viva y ha dado la batalla para recuperarse, una batalla donde que casi pierde el futuro con nosotros.
Mi esposo, casi pierde la esperanza de salir adelante frente al embate financiero y, casi sin energía, vivió intentando librarse del desaliento que parecía hundirlo día a día.
Semanas atrás, mi papi casi queda enredado en las consecuencias del cáncer e inició su propia batalla. Y yo, casi pierdo la fe y el ánimo de continuar.
Pero, hoy, al final del año de las pruebas, mi hija aún puede abrazar a mis nietos, mi madre ha vuelto a ser la mujer fuerte, alegre y hermosa de antes, mi padre recupera sus fuerzas, mi esposo es, otra vez, el hombre optimista y alegre de siempre.
Mi fe, también, se levantó y mi aceptación a la Voluntad de Dios se nutrió en la certeza de que, mi vida y mi futuro, sólo dependen de Su mano. Entonces, de nuevo, creo, confío, acepto y puedo decir desde el corazón. . . ¡Gracias a Dios por todo lo vivido!
En este último día, tres frases sonaron en mi oído: “Ni en este último día del año. . . puedo soportarte”, “Feliz año nuevo, mamá, te quiero mucho” y “Felicidades, amor. ¡Te amo!”. Con estas tres sentencias, echo la última paleada al año que termina y, después de un año que CASI me aniquila, me quedo con las dos que me recuerdan que: soy amada, apreciada y bendecida por su presencia en mi vida.
Afuera, como nunca en mis 51 años, el cielo lloró lágrimas de lluvia para despedir al año que casi nos derriba y, aunque un dolor de oído y uno más fuerte en el corazón me dejaron en cama y sin celebrar en familia, con enorme gozo declaro:
¡Descansa en paz, 2011! Y ¡BIENVENIDO, 2012! ¡Lo logramos!

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