martes, 7 de junio de 2011

"Memoria"

Cada vez que llego a casa de Lorenzo, algo en mi corazón se alborota y muero en deseos de saludarlo, acariciarlo y hablarle palabras cariñosas. Y, aunque he tenido a mi alrededor otros tantos perros, creo que con él sucedió como lo que ocurre con la gente con la que compartimos episodios de nuestra vida llenos de dolor. Las penas, ahora descubro, nos unen no sólo con otros seres humanos sino con los perros también.
Y, en respuesta a mi efusividad, Lorenzo acelera su andar, sus ojazos azules parecen encenderse y balancea el rabo con una cadencia distinta, como contenida. Supongo que algo tiene que ver que su andar aún no tiene el ritmo normal. Aún sin saltos de bienvenida, él me hace saber que también es feliz por nuestro reencuentro.
Pero la vida de Lorenzo, tras meses de ajustes, situaciones extraordinarias y mucha ausencia por parte de su familia canina, está reconformándose. En los últimos meses, su principal actividad, ha sido atender su salud, las sesiones de terapia acuática, caminatas y su alimentación. También en ese tiempo, retomó la relación con el otro cachorro  de la casa y se estrenó como compañero de un diminuto gato al que la familia dio asilo. Aunque lo mejor ocurrió en los últimos días: el regreso de sus compañeros de juego. Sí, Ashley e Isis están de regreso en casa y han traído consigo la memoria de Lorenzo.
Ahora, recobrando la alegría por la compañía que seguramente añoraba, camina y hasta trota para seguir el jugueteo de las dos Gran Danesas. A pesar de la peculiaridad de su avance, él participa de las bienvenidas en grupo, retoza a su propio ritmo y simplemente, se goza de volver a ser parte de la manada. ¡De cuánta felicidad me llena el mirarlo en el ir y venir divertido de esas enormes criaturas! Con la gracia de las aves que se entretienen cambiando el rumbo y siguiéndose unas a otras, Lorenzo ha vuelto a disfrutar del proyecto común de corretear por el amplio jardín.
A mis cincuenta y uno, mientras disfruto al ver a Lorenzo, confirmo que la magia de la compañía y el amor de los nuestros sigue siendo la principal razón por la que todos salimos a flote tras la tribulación.
P.D. Lorenzo se va de este blog pues, es tanto lo que me enseña, que merece su propio espacio.

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