martes, 18 de octubre de 2011

"Post-its"

Las consecuencias, ahora veo, son como “post its” que Dios usa para recordarnos lo que hemos vivido antes. Igual que esos papelitos con pegamento, nuestra vida está plagada de ellos.
Algunos son muy gratos de admirar pues, como pequeños trofeos, nos recuerdan que algo hicimos bien. Esa buena elección nos trajo buenas consecuencias y que forman parte de nuestro presente, por ejemplo.
Pero también hay otros que, por más que nos esforcemos en olvidarlos, nos refriegan en la cara los errores cometidos, nuestras necedades o nuestra inexperiencia. Esos, entre más grave la falta, más chillante y escandaloso el color. ¡Cómo duele hasta mirarlos!
Lo que es innegable es que, todos, tenemos un montón de papelitos con recordatorios escritos. Y la diferencia entre un sabio y un necio, creo yo, está en la forma y el tiempo de leerlos. El necio, de vez en vez, los mira tan rápido como los olvida, sólo para ir a cometer el mismo error una y otra vez. El sabio, por el contrario, regresa a mirarlos y echa a andar nuevamente recordándolos. Éste último acumula lo que algunos llaman “experiencia”.
Algunos papelitos parecen vivir pegados en nuestra nariz y existe el riesgo de que, en lugar de tenerlo como experiencia, se conviertan en un yunque pesado de culpa. Esos, a mi parecer, son los más peligrosos porque, si los leemos como culpa, más que ayudarnos a construir un futuro en base a la experiencia, nos van destruyendo y carcomiendo con su mensaje.
¿No es extraño que, aunque no cambia lo que está escrito, la perspectiva de nuestra lectura tenga tan contrarias consecuencias? Porque, algo debemos aceptar, ¡lo escrito, escrito está y no lo podremos cambiar!
Ahora, ¿qué hace más sabio al sabio? Que no sólo lee sus pequeños “post its” sino, con discernimiento, echa un ojo a los de los demás para aprender las lecciones que no le han tocado vivir. . . aún.
A mis cincuenta y uno, me alegro de tener a la mano el tablero de post-its “maestro”, aquel que tiene todas las respuestas que me ayuden a aprender, tropezando un poco menos. . . la Biblia.

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