lunes, 17 de octubre de 2011

"Noticias"

Noticias fraguándose me han quitado el sueño.
Comienzo el día con la anticipación que nace del insomnio y, tras un “buenos días, Señor”, mi mente inicia el recuento que termina de alertarme.
Vienen a mi mente números y fechas ligadas a eventos que, en su espera, me tientan a desesperar. Algunos son buenos y otros. . . no lo sé. ¡Esos son los que más inquietan a las hormigas que caminan agitadas en mi corazón!
“Dos semanas y la rutina de mi hija cambiará y, ¿Volverá a la iglesia? Dos semanas y mi nieta cumplirá tres y, ¿Llegará el dinero para la celebración? Tres semanas y el socio centroamericano vendrá y, ¿Se firmará el contrato? Cuatro semanas y el ciclo escolar de mi hijo terminará y, ¿Estará satisfecho, continuará convencido? Cinco semanas y se anunciará el veredicto y, ¿Ganaré el concurso? Catorce semanas y, ¿Qué nos traerá el mar? Hoy, en unas horas, nos dirán el resultado y. . . ¿Entrará mi papi en una lucha contra el cáncer?
Las noticias me mantienen conteniendo el aliento y me roban la paz. Detengo la cascada de preguntas. Retomo la conversación pendiente, la que iniciara mi mañana con un “Buenos días, Señor”. La paz regresa cuando Él responde: “Porque Yo sé los planes que tengo para ti”, dice el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, para darte un futuro y una esperanza”.
A los cincuenta y uno, confieso, a veces olvido subirme a la balsa de la fe que Dios me dio para navegar las incertidumbres de mi diario vivir y me dejo arrastrar en las corrientes de las dudas del futuro.

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