sábado, 2 de agosto de 2014

"Mi historia de amor: Las dudas" (Primera parte)

¿Y estás muy enamorada? –me preguntó la chica mientras me hacía el manicure. No pude responder y la pregunta, desde ese momento, me rondó y atormentó hasta el día de mi boda.

¿Realmente estaba enamorada o simplemente convencida por el número de cualidades que, en mi lista de evaluación para dar el “si”, rebasaba los puntos negativos de mi prometido? –Sólo quien, como yo, ha cometido un error muy grande, ha aprendido que las decisiones ya no debe tomarlas el corazón sino el entendimiento.

La incertidumbre me atormentó hasta el punto de dudar si llegar o no a nuestra boda, hoy, hace 28 años.

Para mi bendición, las cualidades y mis sentimientos por él ganaron. A la hora convenida, llegué y acepté ser su esposa ante la sociedad.
El inicio, para todos, fue complicado. La vida de familia que intentábamos organizar nació con situaciones muy ajenas para un hombre soltero. Vivíamos sorteando esos contratiempos hasta que, una madrugada, en la inconciencia del sueño, descubrí con un intenso dolor en el corazón que lo amaba más allá de lo que podía reconocer.

Entre lágrimas, lo abracé con tal fuerza que lo desperté y, por primera vez,  le confesé el sentimiento que apenas descubría.
Así nació nuestra historia de amor. Con un camino lleno de obstáculos, un montón de miedos y con dudas que casi lo abortan antes de nacer.
Pero muchas cosas surgieron en ese camino escabroso y, hoy, por Gracia de Dios, podemos tomarnos de las manos para sostenernos cuando la tormenta arrecia, para levantarnos cuando el cansancio nos derriba, para jugar y correr por la vida sin perder el ritmo, y para recordarnos que "hasta que la muerte nos separe" seguiremos juntos. . . un día a la vez.


¡Feliz aniversario, amor!

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