domingo, 29 de mayo de 2011

"Ciencia"

Ver aparecer en la pantalla una foto que alguien, cinco segundos antes, tomó a cientos de kilómetros de donde yo estoy, ¡me sigue maravillando! Igualmente me deja pasmada ver jugar a mi nieto con una computadora que, hace treinta años, habría convertido en una máquina de desecho al enorme procesador que ocupaba toda una habitación de la UNAM. Y, ni que decir de la tecnología médica que, afortunadamente para mi alergia, ahora me ofrece un pequeño aspirador del tamaño de la palma de mi mano que me devuelve la capacidad de respirar libremente en menos de 15 minutos.
La ciencia, es por mucho, una rama del conocimiento humano que ha logrado avances inimaginables. Lo que ha cambiado en nuestra forma de vivir, en la mayoría de los casos, tiene que ver con sus aportaciones maravillosas. ¡Un bravo por los científicos!
Nosotros, los seres humanos, disfrutamos de infinidad de beneficios pero, tantas cosas han cambiado alrededor y, ¿qué tanto ha cambiado el hombre en sí mismo?
Probablemente ha alcanzado mayor longevidad y los jóvenes, en promedio, también desarrollan mayor estatura. Aún sí, por  más que pienso, lo que el ser humano acarrea dentro de sí no es tan espectacular.
Reviso y me sigo topando con la misma tendencia al egoísmo y hasta me atrevería a pensar que se ha agudizado; tampoco ha variado mucho su propensión a salir de los problemas a través de la mentira, los conflictos interpersonales y las envidias; y ni qué decir de su incapacidad para sujetar la lengua aplicando un poco de prudencia.
Tal vez, debería invertir el orden: Sujetar la lengua, mentir, pelear y el egoísmo, porque, ¿no es la lengua la que impulsa a las otras tres?
A los cincuenta y uno, me gustaría ver que el hombre se esmerara en buscar su desarrollo interno con el mismo ahínco con el que busca la supremacía científica pero. . . mientras lo veo, continuaré ensayando para el control de mi propia lengua.  

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