viernes, 4 de enero de 2013

"Plagas del alma: Perfeccionismo" (Primer parte)


Al igual que cuando aplicamos pesticidas en un sembradío para obtener una mejor cosecha, he llegado a la conclusión de que, para lograr los mejores frutos de mí propia vida, debo erradicar cualquier parásito, abrojo o plaga que la esté minando.
Es por eso que, al igual que se inaugura una temporada de caza, yo he decidido iniciar una campaña preventiva y correctiva contra las plagas que pueden estar afectando mi alma y así evitar que enturbien mi vida y la vida de los demás a mi alrededor.
Antes de iniciar la labor, reflexiono y reviso para tener un diagnóstico. La lista, para mi sorpresa, es suficientemente larga como para reconocer que aún quedan muchas áreas susceptibles de mejorar y optimizar.
Con la notoriedad de un barro en la punta de la nariz, aparece en el espejo la primera plaga, una tendencia constante en mi diario vivir: El perfeccionismo. Y descubro que, con gran facilidad, la confundo con la búsqueda de la excelencia. Esa excelencia, a mi manera de ver, es legítima y me impulsa a esforzarme para desarrollar mis dones y capacidades. Pero, ¿qué ocurre cuando alzo la vara frente a mi prójimo? Y, ¿qué le ocurre a mi prójimo y a mis relaciones cuando les impongo el mismo estándar que me aplico a mí misma?
Las respuestas me llevan a la palabra “expectativas” y ésta me conduce a  “decepción”. Además de que es absurdo que quiera empujar a otros sobre los que no tengo ni debo tener control, la frustración se añade a la ecuación, produciendo tensión a la convivencia.
¿Cuál será entonces la receta para erradicar semejante plaga?
Mi primer remedio, y que creo puede ser efectivo, incluye el discernimiento para reconocer mis móviles. Poder saber la razón de mi esfuerzo, me podrá ayudar a identificar si lo hago movida por un ego que pretende demostrar, compitiendo, o si es la sana intención de hacer las cosas lo mejor posible por un fin lógico y útil, y al servicio de otros.
Una vez clasificado el motivo, el siguiente paso es una revisión periódica a través del cuestionamiento honesto: ¿El reto es tuyo y solamente tuyo? ¿O estás trasladándolo a alguien que no tiene obligación de cumplirlo?
La aplicación de las medidas correctivas parece simple y es un buen propósito para este año pero, como dicen por ahí. . . “Del dicho al hecho, hay un buen trecho”.
Aun así, ¡vale la pena intentarlo! ¡Suerte en mi empresa pues hay mucho por hacer!

No hay comentarios:

Publicar un comentario