viernes, 5 de octubre de 2012

"¿De qué me sirve?"


Cuando leo los encarnizados mensajes de algunos amigos ateos o agnósticos, me detengo y, yo misma, cuestiono mi fe: ¿De qué me sirve creer en Dios?
Cuando se me agotan las opciones y me rebasan las circunstancias, tengo a Quien pedir consejo.
Cuando la tentación de opinar o dar un consejo quiere seducirme, tengo a Quien pedirle sabiduría para callar.
Cuando otros me pisotean o me lastiman, tengo a Alguien que me entiende y me alienta a perdonar.
Cuando ya no encuentro el camino, tengo a Quien promete ser luz para mis pasos.
Cuando la fatiga es mucha, tengo a Quien toma mis cargas y las lleva en hombros.
Cuando los tiempos de desengaño me llegan, tengo a Quien me recuerda que sólo es bueno confiar en Él.
Cuando la incertidumbre me paraliza, tengo a Quien me asegura que todo, en Sus manos, lo usará para mi bien.
Cuando mi intelecto, en mis aciertos, quiere encumbrarme como el centro del universo, tengo a Quien me muestra mi verdadera dimensión con tan sólo mirar las estrellas.
Cuando miro la naturaleza y sus maravillas, tengo Quien me susurra al oído que todo lo ha preparado para mí.
Cuando me rechazan y me aseguran que soy una fracasada, tengo Quien me recuerda lo que valgo y soy para Él.
Y, cuando me angustio por sentir que  mi tiempo se agota, Él me recuerda que, por Su Hijo, mi tiempo es eterno.
Tal vez jamás logre hacer comprender a mis amigos, los que no creen en Dios, que Él los ama pero, por más que se esfuercen, jamás me convencerán de que deje de creer que Él es Dios y que me ama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario