viernes, 16 de marzo de 2012

"Cucharas"

La nueva moda alimenticia, en casa, es la preparación de jugos a base de frutas y verduras naturales. El ritual inicia, como todo buen ritual, a primera hora de la mañana y, como el café se ha ganado un lugar especial en mi vida diaria, tiene el jugo el segundo lugar.
Así que, con el café en una mano y el jugo en la otra, inicio mi lectura diaria para comenzar el día.
Pero como el café, para disfrutarse, debe tomarse a sorbos, ha surgido un nuevo inconveniente. Al ser ingredientes naturales, el jugo se asienta y la mezcla inicialmente homogénea, se ve estropeada al igual que su impronta. Francamente, ya no resulta atractivo.
Como tampoco estoy muy dispuesta a salir de la cama e interrumpir la lectura, pues siempre olvido llevar una cuchara para agitar la mezcla, el asunto del jugo matutino comienza resultar inoperante. Al menos así era hasta esta mañana que, con un poco de desgano, me resigné a tomar el líquido fragmentado después de agitarlo moviendo el vaso en círculos cortos y muy lentamente.
Cual sería mi sorpresa que, evitando mirarlo antes de dar el primer trago, paladeé la bebida con un inesperado sabor, integrado y una consistencia perfecta. Entonces miré el vaso y me encontré con un color naranja suave en todo el contenido. El jugo había recobrado el estado original, como cuando terminé de prepararlo.
Y el hallazgo me hizo pensar. ¿Acaso en la vida, muchas veces, he esperado que aparezca una “cuchara” que agite y recomponga las situaciones? Cuando, tal vez, sólo necesitaba remover las cosas suavemente, sin violencia ni presión, para que retomaran un estado armónico y mejorara su consistencia. La actitud, al igual que con mi jugo, es pieza clave: sin expectativas, mis movimientos fueron relajados y pacientes y, más importante, estuve abierta al resultado y beber lo que resultara. ¿No será igual en las relaciones y en la forma de vivir la vida?
Curioso lo que puede revelar un simple jugo.
¡Salud!

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