sábado, 14 de abril de 2012

"Un tal. . . Zacarías" (Parte 3)

-Él no sabe hablar- se excusan los que hablan y les sobran palabras para hacerlo.
Zacarías, con su lengua náhuatl, se tarda en encontrar las palabras en español para explicar que está herido y necesita ayuda. Mientras al otro lado del escritorio, con bata blanca y mucha prisa, el educado en medicina anuncia: “Te vamos a cortar la pierna, Zacarías, porque ya está muy enferma”.
¿Cómo andar entre los naranjos sin mi pierna? ¿Cómo cargarme todo el cuerpo con muletas, si mis manos ya no cargan como antes?, se pregunta.
La mirada de cristal no explica más y anuncia: “Te amputamos la pierna o te mueres”.
Zacarías no quiere vivir sin su pie y huye de las manos de los doctores que, para curarlo, lo quieren hacer aún menos de lo que la sociedad, culta y blanca, lo ha rebajado por ser indio.
El hombre que va dentro del cuerpo enfermo decide y sólo tiene una respuesta a las opiniones de los que saben de salud: ¡O con mi cuerpo, todito como lo parió mi madre, o mejor me muero bien!
Encerrado en su refugio, Zacarías resiste las amenazas de cortarle la extremidad enferma y sufre el dolor en el discreto silencio que aún le reserva el respeto y la dignidad.
¿Desde cuando el indio de mi México ha aguantado la crueldad del que cree ser más que él? Los años, parecen, son más de 500 y, aun así, ¡el indio aguanta!

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