jueves, 27 de agosto de 2015

"LA PROMESA: Mi padre ha muerto"

Mi padre ha muerto. . .

De no haber sido así, hoy, 28 de agosto, mi madre, mis hermanos y sus familias, y yo con los míos, estaríamos reunidos para celebrar su cumpleaños. Pero él ya no está. Se fue y nunca más lo volveremos a ver mientras estemos vivos.
¡Como quisiera que no hubieras muerto, papi!

Quisiera sentirte correr junto a mí, sosteniendo el asiento de mi bicicleta mientras yo aprendo a controlarla para no caer. 
¡Que difícil es ahora conservar el equilibrio en mi vida!

Quisiera volver el tiempo atrás y cantar las mañanitas en tu cumpleaños 78, el único al que no asistí por haber peleado contigo unos días antes. 
¡Que difícil es sobrevivir al “hubiera”!

Quisiera llegar a casa, sentirte palmeando en mi mejilla y escuchar tu voz preguntándome: ¿cómo estás, Flaca? 
¡Que difícil es no sentir tu mano, papi!

Quisiera llegar junto a tu cama para contarte las buenas nuevas de mis hijos y mis nietos. 
¡Que difícil es ya no tener con quien compartir mis orgullos y mis preocupaciones!

Quisiera no sentir la lluvia en mis ojos cada vez que pienso que ya no te tengo. 
¡Que difícil es ser huérfana!

Quisiera mirar tus ojos orgullosos al saber de mis logros y mis retos. 
¡Que difícil es vivir sin la fe de alguien que siempre confíe en ti!

Quisiera que Dios nos volviera en el tiempo y que hiciera –porque sé que puede –el milagro de sanarte para dejarte unos años más conmigo. 
¡Que difícil es no poder negociar con Dios!

Quisiera verlos otra vez tomados de la mano y escucharte llamar a mi mami “Chapis”. 
¡Que difícil es ver tan solitaria a mi madre!

Quisiera que no dolieras tanto y que, al pensarte en el cielo con Dios, mi corazón sintiera el consuelo de saberte sano y bien. 
¡Que difícil es no poder vencer mi egoísmo!

Quisiera no extrañarte tanto, papi. Quisiera no sentir que te estoy fallando por no poder superar tu muerte y vivir con la desolación de una pérdida tan grande, día y noche. 
¡Que cansado es vivir en la tristeza!

Hoy es tu cumpleaños, pá y no sé adonde ir con mi tristeza.

Me fui lejos de casa, de los míos y mis hermanos. No encontré una mano de la cual tomarme para sentir consuelo pues la única mano que mi corazón anhela es la tuya. Pero tú la soltaste. El diez de marzo, a las 5:33, te fuiste; tu mano dejó de ser tibia y sólo me dejaste el frío de tu ausencia.


Pero así es la ley de la vida, dirán todos. Así que celebremos –o lloremos juntos – tú en el cielo y yo aquí, sin ti. Levantemos la copa del cariño para desearte un “Feliz No cumpleaños”. . . el primero de muchos que tal vez yo deba sobrevivir.

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