viernes, 5 de junio de 2015

"A MITAD DEL CAMINO: Adolescencia"

Adolescencia (Wikipedia): Además de los cambios fisiológicos que son conocidos y aceptados por la mayoría, por poca que sea su información, se producen otros cambios psicológicos, que son considerados como normales, pero que cogen desprevenidos a muchos. . .
Detengo la lectura y confirmo mis sospechas.
Cuando inicié mi experiencia como habitante de los “cincuentas”, algo había leído sobre todo lo que venía en camino. Y a cinco años de iniciada la aventura, justo ahora a la mitad del camino, puedo asegurar que esta etapa de vida es como un “dejavú” que me ha hecho detener y pensar: ¡esto ya lo viví!
Sí, los cincuentas son muy parecidos a la adolescencia por sus continuos cambios fisiológicos que me han llevado –a veces con asombro y otras con horror – a preguntarme frente al espejo: ¿quién eres tú y en qué te estás convirtiendo? 

Y los cambios psicológicos, por mucho, son motivo de un análisis exhaustivo para lograr entenderlos. Cuando a los cuarenta vivía con una certeza de hacia donde iba y creyendo que finalmente comprendía de qué se trataba vivir, poco imaginé sobre las arenas movedizas que me esperaban en los cincuentas y lo poco que sabría sobre como resolver o sobrellevar los cambios.
Así me encuentro muchas mañanas –y a veces días enteros –desmenuzando la esencia de mi existir, tratando de configurar un plan de vida armada con las piezas que me van quedando disponibles, y reinventando respuestas para comprender lo que está pasando tan rápidamente.
Mis piezas, a medida que corre el tiempo, van mermando: la salud dejó de ser impecable; el tiempo va acortándose – y no porque la tierra esté girando más rápido –sino por la energía vital que ya no es tan abundante y que debo administrar de una nueva forma; y mi cuerpo, esa imagen que había cultivado a lo largo de tantas décadas para lograr la mejor versión de mi misma, ahora me exige un trabajo que incluye: la aceptación de líneas que comienzan a marcarse en la piel, dimensiones agregadas –aquí y allá – o actitudes corporales que aún me parece prestadas.
Las preguntas sobre todo lo que ahora soy, lo que tengo pendiente por vivir y lo que aún me falta por perder, se acumulan por día. Y junto a esas interrogantes, por más valor que saco del pasado y del porvenir, se van apilando los temores, los invitados malqueridos.
Recuerdo que en la adolescencia, llena de dudas y temores, también luchaba por reconocerme en el espejo; también me preguntaba si había un amor esperándome para compartir mi vida; me esforzaba por forjarme un futuro y, más allá, pasaba las tardes descifrando el mundo –mi mundo – para aprender a vivirlo. ¡Cómo se parece todo aquello a lo que ahora estoy experimentando!
Suspiro y me canso de sólo pensarlo.

Entonces sobreviví la época en donde adolecí de tanto, así que ahora, con otras herramientas, me respondo como me consolaba entonces: ¡esto también pasará!

No hay comentarios:

Publicar un comentario