Y dice el diccionario de sinonimias: “Amigar, armonizar, avenir,
apegarse, amistar, conciliar, concordar, arreglar, acomodar, ajustar, unir, pacificar,
arreglar, apaciguar. . . olvidar”.
Al leer sobre sus acepciones, se me ocurre que la palabra “Reconciliar”
debería ser parte de nuestro vocabulario desde muy temprana edad. Tal vez, si
iniciáramos la vida aprendiéndola y practicándola en todas sus modalidades
sinonímicas, avanzaríamos por la vida con menos carga, más ligeros.
Porque, ¿Qué sería de nuestra adolescencia si hiciéramos amistad con
esa imagen en el espejo que refleja una piel con espinillas o una nariz más
grande de lo que quisiéramos? Es probable que, al igual que con los amigos, la
condescendencia con nuestros defectos sería mayor.
Y si llegáramos a conciliar entre, lo que creemos merecer de la vida y
lo que nuestro destino nos ofrece, probablemente, caminaríamos nuestro futuro con
algo más de paz en el alma.
Ajustar nuestros deseos sobre como debimos ser, aceptando nuestra
genética, nuestras capacidades y limitaciones, ¿acaso no nos permitiría
descansar en la aceptación amigable de quienes somos?
También podríamos echar mano de todas las formas de reconciliación,
armonizando, conciliando y apaciguando, para sobrevivir nuestro pasado con todos
sus errores porque, ¿cuántas veces nuestras faltas se convierten en el
auto-flagelo que nos merma las ganas de seguir? ¿No las convertimos, en muchas
ocasiones, en pesados lastres que nos hacen más difícil caminar erguidos al futuro?
Olvidar y conciliar, en este caso, nos devolvería la libertad de vivir las
nuevas oportunidades.
El “reconciliar” debería ser un ejercicio de vida permanente. Sólo así
podríamos ir ajustando, aviniendo y acomodando los cambios que el envejecer
trae consigo. Entonces, amaríamos a nuestro nuevo ser con sus achaques, con su
rala cabellera, con sus canas y su desgano matutino.
Pero, por encima de todo, la reconciliación tendría su mejor aplicación
si la usáramos para unirnos y amistarnos con Dios. Porque, ¿Qué mejor amigo
podríamos encontrar que Él?
Si, “Reconciliar”, no sólo es una palabra útil sino la única fórmula
de supervivencia en este juego llamada “vida”. . .creo yo.
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