¿Qué cómo sé que mi amor es verdadero?
Confieso, no hace mucho, seguí las pistas falsas. Creí que eran una
muestra de amor verdadero: aquel regalo de alto precio y la llamada
interminable cada noche para hablarme de cariños; Y esos besos, locos de
pasión, casi me convencen que eran la gema del amor. Recordarme en mi
cumpleaños, las caminatas en el parque, la tarjeta con su firma, trasnochar en
carcajadas y tantas cosas que parecían la prueba de que, ese amor, era
inagotable.
Pero, como tiene por costumbre el tiempo, las desvaneció despacio, una
a una y me dejó con la pregunta: ¿Cómo saber si aún me ama?
Y fue en un tiempo, de agotamiento y desánimo, que descubrí una primera
señal que me reveló la esencia de un amor: “El verdadero amor, sabe bajar el paso”.
El amor que ahora tengo, cuando no tengo ganas de seguir, no me apura
ni presiona sino, con paciencia infinita, se queda parado junto a mí hasta que
mi alma recupera el aliento. Y, cuando el llanto no me deja ver a dónde ir,
pasa su brazo por mis hombros y espera, llora conmigo.
Cuando no soy divertida, cuando soy infeliz y no sé que me pasa,
cuando la depresión me empantana, cuando pierdo las respuestas y las metas,
cuando se me amarga el alma, cuando no quiero salir, cuando estoy rota, cuando repito mis quejas y
mis miedos. . . mi amor, no sigue de largo su camino ni me deja atrás. Sufre,
llora y se pierde junto a mí.
Así es como descubrí que, el amor, es paciente y baja el paso para
caminar conmigo.
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