martes, 31 de enero de 2012

"Prioridades"

Las 13:40 y, la cama, revuelta como mar en tempestad, espera ser alisada y lucir ordenada para el nuevo día. Se unen a su espera los pijamas y la ropa, prematuramente cambiada, por el intervalo de intimidad.
El fregadero se adhiere a la queja. Platos, copas y cuchillos se amotinan impacientes. ¿Cuándo recobrarán la limpieza y se resguardarán en el orden convenido?
Con migajas y envoltura de chocolates, el mantel se incomoda. Nadie está frente a la mesa y, sin embargo, el caos mantiene su dominio sobre la mesa desierta. Sin comensales, el desorden se mira incómodo y la sobremesa pierde sentido. Esa botella de vino, tan llenita de deleite, es ahora basura sin el preciado líquido consumido por nuestros paladares sedientos.
La revuelta de objetos nos demanda un tiempo, uno que nos oponemos a gastar en ellos. Tenemos tan poco, nos es tan escaso que, de tener un poquito, lo gastaremos en miradas y besos. ¡Son tantas las cosas que reclaman de nosotros! Que, con el cinismo de los amantes, guardamos silencio a sus llamados y, en lugar de buscar orden, nos compartimos sueños, nos secreteamos miedos, nos secamos las lágrimas el uno al otro y, a pesar de todo, nos amamos.
Hoy nos damos cuenta que, sin alertas previas, nos alcanzó la vida. La regalamos sin empacho a nuestros hijos. La compartimos a los amigos y la entregamos a nuestros nietos. Hemos dilapidado tanta vida que, con algo más que intenciones, hoy nos guardamos un poquito para lo nuestro.
El tiempo se nos va, nuestra vida se agota y, como jóvenes revoltosos, ansiamos nuestras prioridades porque, a fin de cuentas, todos se van, todos nos dejan y al final, nos quedaremos solos.
¡Cama, cocina, mesa y desorden, escuchen ahora y escuchen bien!: Aprenderán a esperar porque, el tiempo, es nuestro y es poco. Y es amarnos, ahora, nuestra prioridad. 

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