Aunque la unificación de medidas fue motivo de conflicto en el mundo y, por ejemplo, en España, la llevaron a cabo los Reyes Católicos, Felipe II y Carlos IV durante el siglo XVI, yo aún tengo algo que decir. Y es que, las distancias, no siempre son medidas exactas.
O, ¿acaso alguien puede asegurarme que, los esposos disgustados que yacen en la misma cama, realmente están muy cerca, el uno del otro?
Para medir el espacio que hay entre un ser humano y otro, muchas veces, sólo se logra con el corazón y el entendimiento.
Así me he encontrado que, los amantes separados por miles de kilómetros, viven en una intimidad y comunión a pesar de la tierra o mar que los separa. Y, de la misma manera, he visto a una madre y una hija que, con tan sólo 5 minutos de recorrido de por medio, las separa un sinfín de sinsabores, diferencias y rechazo, convirtiéndolas en extranjeras de la vida de la otra. Y, ¿qué decir de los países que colindan y viven en una guerra que no los deja vivir juntos y en armonía?
No importa que alguien, metro en mano, quiera demostrarme la diferencia entre una distancia corta o larga entre dos seres humanos, mi experiencia me dice que, sólo el amor entre ellos, puede hacer corta la distancia.
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