Por la puerta de atrás de mi conciencia, mientras dormía, se ha colado una historia vieja.
Los reflectores, por influencia del título, llevan mi atención a un joven, “el hijo pródigo” y, con anticipada confianza, recuerdo el final. Aquel muchacho, antes rebelde e insensato, con la derrota en la piel, la vergüenza en los ojos y el arrepentimiento en los pies, un día, vuelve a casa.
Entonces noto una presencia. Callado y en la penumbra, se esconde un hombre cuya edad me es indefinida. Deduzco, por la de sus hijos, que no rebasa los cincuenta y, sin embargo, sus canas, arrugas y hombros caídos, me hacen pensar en más años.
¿Qué edad tienes, hombre de cara triste? Dirijo los reflectores a su vida para alcanzar a ver los detalles. Y, entonces, escucho sus pensamientos.
Su hijo se ha ido de casa y, sin creerse sabio, conoce el futuro que le espera. La arrogancia y el libertinaje son una alianza que sólo pare destrucción a su dueño. Entre suspiros, el hombre se pregunta: ¿He fallado? ¿Acaso es mi culpa su insensatez? Y, calladamente, llora atormentado con la duda.
Sigue su vida y finge una alegría que no siente, porque, ¿Qué culpa tienen lo demás de su tristeza? ¿A quién le importa su vergüenza?
Los días pasan y su corazón roto sólo sobrevive por la vaga esperanza de que, el hijo rebelde, recuerde sus palabras, sus enseñanzas, sus ejemplos y, sobre todo, a Dios. Atisba desde el balcón empecinado. ¡Él volverá porque ha sido bien criado!, martilla la idea para asirse a algo que impida ser remolcado al desconsuelo.
Y, el esperado instante, ocurre. El hijo, abatido y derrotado, desanda el mismo camino que lo llevó al mundo de anarquía que, con consejos y paciencia, su padre le trató de evitar. El hombre lo abraza y lo recibe con un corazón agradecido. ¡Su hijo ha vuelto y aún hay tiempo!
Apago el reflector. El corazón me duele y la compasión por ese hombre me deja en silencio. ¡Ay si pudiera consolarlo! Y, si pudiera abrazarlo, con un susurro al oído le diría: padre del hijo pródigo, lo siento, creo que ahora. . . te entiendo.
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