martes, 12 de julio de 2011

"Planes"

¿Quieres hacer reír a Dios? ¡Haz planes!, dice en broma uno de mis hermanos. Y, a estas alturas del año, supongo que Dios ha tenido uno y mil motivos para soltar sonoras carcajadas.
Esta noche, fresca y solitaria, me ha hecho recordar el motivo de mi vida en la Toscana, la guarida donde me encuentro con Dios en esta Tierra y donde, hace no muchos meses, planeaba refugiarme para escribir, escribir y escribir. Mi lista incluía el final de la novela, completar el “Cuentario” y material para dos concursos. ¿Mi recuento de avances? Sólo cuatro blogs que evitan que mis letras mueran asfixiadas y para que mi alma sobreviva al silencio del teclado.
Lo extraño es que, si volviera el tiempo atrás, volvería a invertir cada minuto de estos meses exactamente igual. Mis planes yacen ahora en el pasado y mi pasado ha sido el que me ha traído a mi presente, uno que agradezco a Dios de todo corazón.
Sin embargo, al revisar mi agenda con apenas un salpicar de anotaciones a lo largo de muchas semanas, comienzo a cuestionarme sobre el plan para mi futuro inmediato. Y descubro que un temor secreto se ha apoderado de mi voluntad y me susurra cuando duermo: ¿Para qué?
La incertidumbre es, tal vez, el origen de muchos planes. Y confieso que, el planear, es mi principal antídoto contra ella.
Detengo mi reflexión, cierro los ojos y reviso mis naipes: compromisos inesperados, incertidumbre, deseos pendientes, miedos y la carta de un Rey. . . el Rey de Reyes y, lo que parece una mano de cartas sin sentido, con Él al centro, se convierte en un juego ganador.
A mis cincuenta y uno, es cierto, al día de hoy no tengo planes o metas claras en mi futuro pero, tengo la certeza de que Aquel que rige mi futuro, me guiará hasta ellos.

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