Dicen que “en gustos se rompen géneros”, sin embargo, lo que yo he visto, es que al paso del tiempo la gente aprende a apreciar licores como el cognac, el champagne, el tequila y los vinos añejos. En todos los casos, estas bebidas tienen algo en común: el tiempo que los convierte en algo mucho más sutil al paladar y sus efectos nocivos son casi nulos, obviamente, en un consumo adecuado. No quiero decir que otras bebidas no sean ricas e igualmente disfrutables, es sólo que son más comunes y cotidianas. Son, simplemente, más ordinarias.
Y la convivencia cercana con mis padres, después de vivir fuera de su casa más de 32 años, me ha hecho pensar mucho en ese fenómeno y en lo “extraordinario” de un matrimonio de más de cinco décadas de añejamiento.
Yo misma los escuché contarnos algunas anécdotas de sus cortejos y aún recuerdo esos primeros años de la familia cuando mi papá sorprendió a mí mami con un auto último modelo coronado con un enorme moño. En su vida, juntos, han pasado por las comidas especiales, las salidas al teatro y las alhajas por los aniversarios.
Ahora, 55 años después, su unión es distinta y su forma de amarse ha cambiado igual que un vino de buena sepa se transforma.
Durante las últimas semanas, en las que mi papá vio como la vida de su compañera parecía escapársele de los dedos, me di cuenta de que jamás había logrado comprender lo valioso de su unión. Y observarlo en un constante ir y venir buscando adecuar cada rincón del nido en el espacio ideal para su amada convaleciente fue una de las escenas de amor más sublimes que he visto. No esperar la petición y aventurarse a buscar soluciones a lo que pudiera implicar un tropiezo o un esfuerzo adicional para ella, comprendí, es el amor valiente que se atreve a equivocarse antes de quedarse sin hacer algo por la mujer de su vida.
A los cincuenta y uno, me alegro de haber superado la tentación de saltar del barco en las crisis de mi matrimonio y anhelo, con toda mi alma, algún día ser la parte estelar de una historia de amor como la de mis padres. ¡Qué Dios bendiga a mis padres con más amor y larga vida juntos!
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