TOMARÉ
EL RIESGO
Hoy tomaré el
riesgo de ser ignorada y de pedir algo de lo que es difícil para el hombre desprenderse:
Pediré dinero.
Y pediré a
quien me conoce muy de cerca, pero también a quien no; pediré a quien sé que
tiene mucho, pero también al que sé que recibe una quincena y al que apenas
tiene; pediré a quienes comparten mis creencias, pero también a quien no cree
ni en Dios; pediré a quienes sé que tienen un corazón para dar, pero también a
quienes se llegarán a preguntarse por qué ayudar a un desconocido; pediré a los
que me ven con frecuencia, pero también a aquellos con los que no he hablado en
mucho tiempo.
Estoy decidida
a tomar el riesgo, el mismo que vive cotidianamente el mendigo, porque sé que
debo hacerlo, porque creo que si alguien escucha mi grito de auxilio, un hombre
de 38 años y padre de dos hijos pequeños,
podrá vivir por más tiempo para verlos crecer, proveer para ellos, educarlos y
guiarlos por la vida, por más tiempo.
Tomaré el
riesgo de pedir, no sólo a quien le sobra ese dinero; voy a pedir el sacrificio
de renunciar a algo, de estropear el presupuesto, de dar lo que tomó mucho
tiempo ganar y recibir, de cambiar de opinión y destinar ese dinero a la causa
de un extraño. Y lo haré porque creo que, cualquier uso del dinero, no se
compara a la oportunidad de permitir a otro ser humano a permanecer con vida.
La meta es
grande y con muchos ceros. Para lograr que mi amigo Manuel tenga un nuevo
riñón, necesitamos recaudar 300,000 pesos. Y quiero pensar que, en mi mundo,
existen más de 300 personas dispuestas a compartir, renunciar y sacrificar para
ayudarnos en esta causa.
Manny, Kadyn y Asher |
El tiempo se
agota pues la salud de Manuel merma día con día y la respuesta es urgente.
¡Necesito creer y que alguien crea conmigo!
Si has leído
mi mensaje y eres parte de ese grupo de seres humanos dispuestos a dar, y a los
que busco con una gran esperanza, por
favor, responde a mi mensaje de inmediato. Tu ayuda hará la diferencia y, si es
pronta, la oportunidad para mi amigo será mayor.
¿Qué por qué
hago esto? Simple. Porque Dios me ha pedido que lo haga, diciéndome: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y, si
yo fuera Manuel, aún querría vivir para ver crecer a mis hijos.
Necesitamos de
tus oraciones y también de tu ayuda con dinero. Si nos unimos en esta causa,
Dios hará el resto.
Hoy, te
escribo a ti, por nombre y apellido, porque necesito de tu ayuda para que
ocurra el milagro, tan inmenso, como mover montañas.
Nuria (nuriagarnaiz@gmail.com)
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