Hace un tiempo escuché que “la
gente no hace lo que sabe, sino lo que cree”*. Y desde entonces, casi con
manía, observo y. . . comienzo conmigo.
Yo, por ejemplo, sé que una
vida saludable incluye el ejercicio diario. Lo sé y puedo recitarlo de memoria. Sin embargo, en el día a día, vivo
creyendo que aún tengo salud
suficiente para llevar mi vida sin problemas y, muy en el fondo, creo que la vejez aún está lejos en mi
horizonte. Algo que, bien pensado, ¡es falso!
También me he encontrado con quienes saben que los matrimonios duraderos
requieren cuidados y constante inversión de afecto, respeto y amor. Aun así,
viven creyendo que aquellas palabras
pronunciadas el día de la boda serán suficientes y que, el otro, a pesar de
vivir en la inanición afectiva, jamás se irán. Al paso del tiempo, después de
que han descuidado su matrimonio, la sorpresa llega y se encuentran con el
abandono y la soledad.
He visto el mismo efecto en algunos jóvenes que, sin dudar, aseguran que
la competencia profesional es cada vez más difícil y que saben que sólo una preparación a conciencia les dará la oportunidad
de ocupar un lugar en el campo laboral. Aun así, en su tiempo de
universitarios, creen que todavía no
es tiempo de hacer el máximo esfuerzo y desperdician esa época en pura diversión.
Más triste es escuchar que, la mayoría de la gente, sabe que tener a Dios en su vida es importante, que Él es el único
Dios y soberano, y que la fe es lo único que les mantendrá a flote en las
verdaderas crisis de la vida. Pero, a pesar de saberlo, deciden creer en
su autosuficiencia o en propuestas que van desde una pata de conejo hasta un
horóscopo, pasando por medallas, cadenas de la suerte, juegos de azar y hasta
el poder de un manojo de ramas deslizadas por el cuerpo. Todo, para manipular
el porvenir a su favor. (Y aclaro que, hace no mucho tiempo, yo también creí de esa manera).
Nuestros ejemplos como humanidad son interminables y sólo puedo concluir
que, la incongruencia, según parece, se ha vuelto un signo evidente de nuestra
época.
Tú que sabes. . . ¿qué crees?
* Escuchado en una conferencia de Beth Moore.
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