Un mensaje, apenas un par de renglones para anunciar que se ha ido, y
centenares de personas quedamos desconectadas, desvinculadas, tal vez por
siempre. . .
Guillemo Eddy, a quien muchos llamaban El Ñero, con la misma forma
original que usó para vivir su vida y como en el acto de magia en la chistera,
simplemente partió, sin anuncio ni despedida. Mi corazón llora y se acongoja.
Sólo han pasado unas cuantas horas y su ausencia empieza a pesarme. ¿Quién me
escribirá esas palabras alegres y leerá, siempre el primero, mis escritos?
Sé que el número de sus amigos es incontable y, sin embargo, sólo
puedo recordar esa forma de lograr hacerme sentir “especial” en sus afectos. Pero
el egoísmo no me ciega y reconozco que, uno de sus tantos dones, era el de hacer
amigos y abrir un camino para convertirlos en únicos.
Y si tuviera que completar la lista de sus cualidades, la capacidad de
sembrar amistades tendría que aparecer junto a la generosidad porque, ¿quién no
recibió de él un consejo, una foto, un regalo o un tiempo memorable? Cada vida
que Guillermo tocó, hoy muestra una huella y eso lo hará inmortal en nuestro
recuerdo.
Mi amigo, mi “colega”, ¿por qué te llegaron las prisas por partir,
habiendo aún tanto mundo que unir? ¿Quién andará por las calles de nuestro
pueblito, robándole instantes irrepetibles? ¿Quién paseará a la cámara vaga?
¿Dónde encontraré la inspiración para continuar con nuestros cuentos? ¿Quién
será el heraldo de las buenas nuevas de nuestro pueblito, Tequis, y quién me
hará reír con mensajes achispados?
Hoy escribo entre lágrimas y risas. Perdí a un entrañable amigo y
lloro; pero no puedo evitar sonreír con los recuerdos de nuestras conversaciones
y bromas.
Se nos están quedando muchas
cosas pendientes, querido amigo. En unos días, tendré que brindar por tu
cumpleaños y no chocaremos las copas. Me quedaste deber el abrazo de “post-cumpleaños”. Nuestro
proyecto de cuentos mágicos quedará en un eterno momento de gestación y,
aquella clase de fotografía, tantas veces pospuesta, aparecerá sin palomear en
la lista de cosas por compartir.
Ya no me enseñarás a tomar fotografías, colega, pero me alegro de
haber aprendido muchas otras cosas de ti: El ilimitado amor a tu familia, el
cuidado por tus amigos, la generosidad sin historia, la ayuda solícita e incondicional,
el espíritu aventurero, el optimismo en la adversidad, la capacidad de sembrar
el futuro de planes y, sobre todo, la alegría de vivir.
Abundante es tu legado, amado amigo, y tu recuerdo será siempre motivo
de sonrisas.
¡Te extraño desde ya, querido Guillermo, mi colega en la bohemia de la
vida y mi amigo especial!
Encantadoras palabras, inspiradoras sin duda. Fuerte abrazo para ti y mis oraciones para él.
ResponderEliminarAun que no tuve la oportunidad de tratarle personalmente, como tuitero, sin duda, me deja una huella muy profunda. Saludos.
Puedo decir que "te lo perdiste", Gorkaii. Era todo un personaje y tenía el donde integrar, aligerar la visión de la vida y reír. Gracias por tus abrazos y las oraciones para mi amigo.
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