Sobre la mesa se firman los tratados entre países, contratos de
matrimonio y de ella se levantan las copas para celebrar los grandes triunfos
del ser humano.
Pero, también es sobre la mesa y frente a un juego de mesa, que se
forjan seres humanos con carácter e integridad.
El juego y, en especial el de mesa, es parte de la formación de un
niño. De él aprende muchas cosas y no sólo a manejar la competitividad sana que
le enseña a ser su propio contrincante, cuando trata de superarse a sí mismo en
cada ronda hasta dominar el juego.
También se entrena en la solidaridad, si la dinámica del juego es a
través de equipos, y lo exhorta a trabajar en conjunto. Le instruye en el ejercicio
de la sujeción a las reglas y la civilidad para acatar el orden de intervención
en el sistema, respetando el derecho del otro. Y la honestidad se desarrolla cuando vence la tentación de hacer trampa.
Aunque es cierto que los juegos adiestran en diferentes áreas:
memoria, habilidad manual, destreza, estrategia y otras materias específicas,
una de sus grandes aportaciones es aprender el difícil arte de “saber perder”.
A ganar, nos impulsa toda la sociedad pero, ¿no es mucho más espinoso y
complicado responder a la derrota?
Creo que, cuando uno sabe perder, asimila la experiencia y se nutre de
ella. Ejercemos gracia sobre nosotros mismos y reconocemos en lo que aún nos hace falta
trabajar; también dejamos de tener enemigos cuando aceptamos sin amargura que, el otro,
ha sido mejor en esa ocasión y hasta lo acompañamos en el gozo del triunfo.
En el juego, incluso en el de azar, nos ejercitamos en la sabia
idea de que, nosotros y nuestro mundo, no dependen de nuestra voluntad y
control.
¿Qué sería de nuestro mundo si todos, en la infancia, hubiésemos sido
educados frente a un juego de mesa? Tal vez tendríamos sociedades más
armoniosas y seres humanos más felices.
No lo sé, quizás es sólo una utopía pero, lamentablemente, es una
costumbre familiar que se ha perdido y, con ella, todas sus bondades.
¿Alguien que recuerde y quiera jugar “Turista”, hoy?
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