martes, 12 de junio de 2012

"De 68 a 132"


Dicen que, los verdaderos cambios, surgen desde adentro y creo que es un acierto. Pero esto no es sólo a través de una introspección que cambia la esencia de nuestras convicciones. También se dan de forma colectiva cuando, un elemento del sistema, inicia la sinergia dentro del grupo al que pertenece.
Y, la familia, como todos los sistemas, no es la excepción.
En nuestro caso, el despertar de la conciencia de uno de nuestros miembros, causó un estado de reflexión y análisis que había quedado adormecido al vapor de las fórmulas más generalizadas de reacción: argumentos rápidos descalificando en base a un pasado y aniquilando cualquier futuro; respuestas desde el temor por un arraigo a lo conocido, incluso siendo malo, y hasta las bromas populares más grotescas.
Lo curioso fue que, ese motivador al razonamiento y búsqueda de mejores respuestas, es el más joven de la familia y, probablemente, el que la sociedad descalificaría con la etiqueta de “inexperto”.
Ahora, movidos por los vientos políticos y la urgencia de una decisión sobre a quien otorgar un voto que determine nuestro futuro, estamos aprendiendo, nosotros, -los de la generación que aprendió a callar y agacharse después de observar con ojos de horror lo que sucedió a nuestros antecesores en el fatídico ´68 - a revisar con un sentido crítico y responsable las opciones que se nos presentan.
Ojalá y mi generación, al igual que la de los jóvenes estudiantes, aprendiera de ellos su responsabilidad y empeño político, de la misma manera en que nosotros, en el seno familiar, rompimos la inercia de la inmovilidad y conformismo.
Sí, yo también quiero hablar de las elecciones. . . desde mi óptica, ahora, a los cincuenta.

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