Lo miro, luciendo un corte de cabello que lo hace ver más grande y,
cuando le ofrezco ayuda para prepararse la leche de chocolate, escucho su voz
con tono de orgullo: -No te preocupes, Gramma, yo ya sé prepararme la leche –; sonrío y mi
suspiro echa afuera un reclamo del corazón. ¿Por qué ha crecido tan rápido?
Dos meses atrás, mi primer nieto cumplió 7 años y, a pesar de los
cientos de contratiempos y dificultades, han sido los tiempos que a los llamo “Época
dorada”. Sus ojos sonrientes, desde que llegó al mundo, son una luz que hace
desaparecer cualquier sombra en mi ánimo y, cada vez que lo abrazo, la gratitud
que se me apretuja en el alma me hace pronunciar una frase a Dios: ¡Gracias!
Pero, no es posible detener el tiempo e intentarlo es como querer parar
un tren en plena marcha parándose frente a él. La nostalgia cae como neblina en
mi corazón. Mi pequeñito se irá alejando de Gramma
hasta convertirme en un recuerdo. ¿Será que nuestros momentos brillen de
amor en su memoria o las voces que hablan contra ellos, con crítica y rigor,
lograrán empañarlos de olvido?
Sé que es tiempo de levantar el vuelo hacia otras metas. Nuestra labor,
como abuelos, arropando a nuestros nietos con seguridad y presencia, va
llegando a su fin y ha de transformarse, urgida por los cambios, en esa visita
un par de veces al mes. Sí, la circunstancia exige cambios pero, aun en medio
de la ausencia, jamás logrará cambiar el amor inamovible por nuestros nietos.
Los juguetes son desplazados por agendas, muestras y listas de
precios. Los planes para hacer algo divertido cada vez son menos y, mis jeans y zapatos bajos son reemplazados
por la ropa formal y los tacones.
Es difícil y doloroso dejar atrás el trabajo más bello y enriquecedor
del mundo, pero siempre guardaré en mi corazón estos siete años que han sido el
regalo
más preciado que mi marido pudo hacerme: La oportunidad de dejar toda la
carga sobre sus hombros para entregarme a ser abuela de mis nietos.
¡Que enorme privilegio ha sido ser abuela de tiempo completo para
ellos!
Adiós época dorada de “Gramma”, bienvenida la era de las citas,
oficina y viajes de trabajo.
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