Los hay de barriga redondeada, con cabello plateado o sin un solo pelo
en la cabeza, también vienen con bastón o con silla de ruedas, de piel
arrugadita o muchas manchitas en el dorso de la mano. Otros aún corren por las
mañanas en sus Adidas y bailan vigorosamente durante las fiestas.
La presentación es tan variada, que parece que cada abuelo es único.
Y, tal vez, esa sea la razón por la que, cada niño, merece uno. Pero, a fin de
cuentas, he descubierto que pocos adultos comienzan por describir la imagen de
sus abuelos pues, lo primero que recuerdan, son su acciones.
Así, quienes han sido bendecidos teniendo a sus abuelos cerca, hablan
de: la sopa favorita que su abuela le preparaba a cada visita; como aprendió la
pasión por la lectura sobre las rodillas de su abuelo, quien le leía libros de
aventuras; el descubrimiento por su vocación de biólogo cuando acompañaba a su
abuela para podar el jardín; reconocer la compasión de su corazón al recordar
la benevolencia de sus abuelos frente a sus errores y travesuras, o el amor de
Dios que los abuelos le enseñaron y que, en momentos de dificultad, rescató
para retomar el camino.
Las anécdotas son interminables pero, el efecto en la vida de las
personas, es uno: Un legado de amor que los enriqueció y formó para su vida de
adultos.
La maravilla de los abuelos es que, lejos de los discursos, aran el
corazón de sus nietos con presencia, lo siembran con acciones y ejemplos, y lo
riegan generosamente con tiempo, sin prisas ni apuros.
Sin duda, los nietos son un enorme regalo pero, los abuelos, si
quieren hacer un buen papel, deben prepararse desde la juventud. Su éxito se
perfila cuando, a lo largo de su vida, van guardando en el cajón de su legado
cosas valiosas como: un buen testimonio de vida, algo de sabiduría, mucha
paciencia, una buena carga de benignidad y bondad, una dosis alta de fe en Dios
y, por sobre todas las cosas, amor infinito para compartir.
Hoy es el día de los abuelos y, a diferencia de otros, no es feriado
pero. . . ¡No importa! Los que somos abuelos, sabemos que cada día con nuestros
nietos es una celebración de vida, especial y maravillosa.
Así que, ¡FELIZ VIDA DE ABUELOS a todos nuestros compañeros de misión!
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