“Cuando el amor te llame, síguelo”, escribió una bella mujer. Y, al leerlo, agregué: “Cuando el verdadero amor te llame. . .”
“Ahí está el problema. Distinguir la diferencia”, respondió
Horas después, recibí de regalo un libro: “El arte de amar” de Erich Fromm. Desde entonces, a cada momento, mi mente ha paseado buscando la definición del amor que pudiera resolver la duda: ¿Cómo distinguir la diferencia?
Repaso las primeras páginas del libro, ya leído hace tres décadas, y descubro algo importante: mi percepción de los conceptos, ahora a los 51, es totalmente distinta a cuando iniciaba la preparatoria, primera ocasión en que lo leí.
Tal vez, aunque las ideas y propuestas estaban claramente planteadas, para la joven “yo” sin experiencias ni con un intelecto o capacidad emocional maduros, el mensaje no fue el mismo o, simplemente, no pude recibirlo como fue originalmente escrito por las defensas propias de mi juventud. Concluyo: aunque digas una verdad, si el receptor no está listo, es inútil tratar de mostrársela.
Pero, como si esta fuera la primera lectura, voy captando como el autor comienza mostrando lo que “no es el amor”, como cuando el arqueólogo va retirando todo aquello que se ha adherido a una pirámide sepultada. El amor no son esos abrojos, ni las piedras, ni nada que lo hace lucir como un montículo. Así, el escritor nos prepara para mostrarnos la verdadera obra de arte: la pirámide oculta. . . el verdadero amor.
Y al primero que señala como un “impostor del amor” es el enamoramiento, ese estado alterado de la conciencia que llena de excitación y magia, aislando a los amantes de las realidades. Entonces, Fromm, escribe: “Al comienzo no saben todo esto –refiriéndose al momento de fantasía de los enamorados- : en realidad, consideran la intensidad del apasionamiento, ese estar <<locos>> el uno por el otro, como una prueba de la intensidad de su amor, cuando sólo muestra el grado de su soledad anterior”. (1)
Sin restarle importancia a la intimidad, Fromm muestra la confusión y, entonces, puedo comprender mucho de mi entorno y lo que prevalece en él. Parejas que surgen y mueren al vapor. Familias disueltas y proyectos mal logrados. Todo, en aras de la búsqueda incansable del amor y movidos por la soledad en la que los individuos, en nuestra sociedad, están atrapados.
Erich Fromm, en un primer capítulo, señala al primer responsable y falso amor: el enamoramiento.
Parece que, tal vez, mi joven amiga y yo, encontraremos en este obsequio algunas respuestas.
(1) "El arte de amar". Erich Fromm. Paidós contextos 90. Pag. 17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario