martes, 4 de noviembre de 2014

"Petite Femme"

Como perfume fino, ella es pequeña y menuda, no así su espíritu y fortaleza.

Con sus ojos risueños, pintaditos de nostalgia, llegó a mi vida para organizar tempestades de sueños. Entre pasitos de ballet y danzas de velos invisibles hace volar aquella infancia de princesa que alguna vez soñé. Y hasta el micrófono, al escuchar su voz tersa como ronroneo, se estremece con chispeantes emociones.

Ella es mi nieta y, en el más increíble halago, dicen que se parece a mí.  Me gusta creer que es cierto aunque, a decir verdad, ella es una personita única y fascinante. En mi pequeña se mezclan la fuerza y determinación de la voluntad con la compasión más sincera del corazón.


Desde que ella pisó mi mundo, éste se pobló de fantasías y risitas revistiendo travesuras. Nada se escapó a la virulenta alegría de sus juegos y, andando a trompicones, la sigo en el revolotear de mariposa de su ingenio.

Mia –mi Mia– es la aventura de princesas más original que cualquier abuela puede vivir; es ternura, pasión, picardía y la más pura inocencia reflejada en el rostro de una hadita de carne y hueso.

Hoy se cumplen seis años de su llegada a este mundo y, con regocijo y gratitud a Dios, celebramos su vida que –en cada uno de sus días– ha sido motivo de alegría y fascinación.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MI NIÑA AMADA! ¡MI MIA POR SIEMPRE!


Una oración hago hoy, Señor: Sé Tú con ella por siempre y conviértete en el centro de su vida, su guía y eterna compañía. Dale, Padre mío, el regalo de Tu presencia hasta el último de sus días. ¡Gracias por su vida, mi Dios!

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